En el corazón de la región del Magdalena Medio, en el corregimiento de San Diego del municipio de Samaná (Caldas), se encuentra un lugar que combina historia, naturaleza y misticismo: la Laguna de San Diego, este cuerpo de agua, poco conocido incluso por los viajeros habituales, descansa en el cráter de un antiguo volcán apagado, cuya actividad se remonta a millones de años atrás y que, con el tiempo, dio origen a este espejo natural rodeado de montañas cubiertas de bosque húmedo, la riqueza geológica de la zona explica la presencia de aguas termales cercanas y suelos de gran fertilidad, hoy, este paraje es un destino ideal para quienes buscan experiencias auténticas, entre verdes montañas y aguas cristalinas cargadas de historia y leyendas.

📜 Un viaje al pasado: historia y origen

La Laguna de San Diego ha sido, por siglos, testigo silencioso de la vida campesina y de la biodiversidad de esta región, según registros locales, durante la época de la colonización antioqueña, este espejo de agua servía como punto de descanso y abastecimiento para los arrieros que cruzaban el territorio transportando café y panela hacia Honda y el río Magdalena, incluso en la primera mitad del siglo XX, la laguna era un lugar de encuentro para las comunidades indígenas y mestizas, quienes aprovechaban sus aguas para la pesca artesanal y los rituales de agradecimiento a la naturaleza.

🌌 Una leyenda que aún susurra entre las montañas

Los habitantes de Samaná cuentan que, en noches de luna llena, puede escucharse el canto suave de una mujer en la orilla de la laguna, la leyenda habla de una joven indígena llamada Nayuma, quien, según las historias transmitidas de generación en generación, se arrojó a las aguas para evitar ser llevada por colonos, desde entonces, dicen que protege el lugar y guía a los viajeros nobles de corazón, algunos pobladores aseguran haber visto una figura luminosa entre la neblina, interpretándola como el espíritu de Nayuma velando por la laguna.

💧 Termales y ríos que la nutren

La Laguna de San Diego recibe el aporte de pequeños afluentes provenientes de la Serranía de Samaná. Varios riachuelos, como el Quebrada Honda y corrientes menores sin nombre conocido oficialmente, alimentan sus aguas, manteniéndolas frescas y oxigenadas, en una de las orillas de la laguna se encuentran manantiales termales naturales que emanan de la montaña, conocidos en la región por sus propiedades relajantes y medicinales, estos termales, de aguas tibias y minerales, son un complemento perfecto para quienes desean un descanso después de la caminata hasta la laguna.

🧭 ¿Cómo llegar?

Para llegar a la Laguna de San Diego se toma la vía hacia La Dorada y, en el trayecto, se sigue la señalización hacia el municipio Norcasia, desde allí se continua en el sentido de la señalización, se accede por una vía terciaria que puede recorrerse actualmente en todo tipo de vehículos hasta el corregimiento de San Diego pasando por río Manso, el acceso, aunque rural, está rodeado de fincas cafeteras y paisajes andinos que convierten el recorrido en parte fundamental de la experiencia, justo antes de de llegar al corregimiento de San Diego, se encuentra el desvió hacia la laguna el cual esta a mano izquierda, desde allí a menos de 3 km encontramos el paisaje natural que nos transporta en el tiempo.

Un destino para vivir y conservar

Visitar la Laguna de San Diego es más que un viaje turístico; es una oportunidad para conectarse con la memoria de los pueblos, la fuerza de la naturaleza y la riqueza hídrica de Caldas. Desde Magdalena Travesía Mágica invitamos a todos los viajeros a disfrutar de este lugar con respeto, asegurando su preservación para las futuras generaciones.

Autor: Magdalena Travesía Mágica